lunes, 25 de agosto de 2008

Día 56: 26 de Agosto de 2008, Mucho trabajo y poco internet...

... los nervios me hacen perder.

Intensa semanita esta...

En primer lugar he tenido que hacer dos prácticas que han sido poco menos que caóticas. La primera de ellas ha sido bastante fácil porque consistía en operaciones básicas de C++, lenguaje de programación que desconozco (desconocía) totalmente cuando llegué aquí. La segunda ha sido en Java (acceso a ficheros externos, nada del otro mundo). Todo ello con la gracia añadida de hacerlo contrarreloj, si bien es cierto que no me llevó mucho tiempo hacerlas porque eran cosas bastante básicas.

PERO...

Además tenía que hacer una tochopráctica. Consistía en un programa (en C++, cómo no) para construir un mapita, editando el terreno y dando valores a las diferentes posiciones en él, además de otro para encontrar la ruta de menor coste entre dos puntos cualquiera. La gracia estaba en que además he tenido que aprender C++ a nivel avanzado en menos de una semana. Al final la terminé (un poco tarde, pero la terminé), echando el bofe y trasnochando durante tres días en los que mi pobre ordenador no ha tenido un minuto de descanso. Hoy por fin lo apagué por la noche y os juro que lo oí suspirar.

Total, que con todo esto, ayer cuando terminé fue la primera vez que vi la calle desde hacía 5 días. Aunque tuve un momento de descanso el domingo, cuando jugó España la final de baloncesto de los Juegos Olímpicos. Final que, por cierto, tuve que seguir por internet. Los australianos estaban retransmitiendo el partido por el canal 7 (porque se ve que no había nada mejor), aunque lo estaban haciendo a ratitos, procurando cortar la transmisión cada vez que pasaba algo interesante. Los comentaristas eran un horror, equivocándose cada vez que nombraban a un jugador español (se confundieron varias veces entre Mumbrú, Jimenez y Reyes), pero los estadounidenses se los sabían todos. Sólo conseguí ver completo el tercer cuarto (aunque interrumpido hábilmente por anuncios), dejaron la transmisión funcionando en el descanso y justo cuando iba a empezar el último cuarto... ZAS, comienza el telediario. Por supuesto, duró exactamente lo justo para perdérmelo...

Creo que lo peor fue que en el telediario no dijeron nada importante. Sólo que un australiano había conseguido una zambullida perfecta en trampolín, ganando el oro. Lo demás eran noticias tipo "Los Beckham están en Beijing" (Ya sé que están en Beijing... ¡¡¡VIENDO EL P*** PARTIDO DE ESPAÑA!!!) o las borracheras de los equipos australianos en la fiesta del día anterior.

Bueno, otra cosa de la que me he dado cuenta últimamente: A los australianos les importa un culo tu vida. Cuando hablas con ellos durante más de 2 minutos ponen una cara como si les estuvieras retorciendo las gónadas con un alicate. Creo que la descripción que más se ajusta, para que os hagáis una idea, es "igual de repelentes que los americanos e igual de aburridos que los británicos" (aunque bien es verdad que por mi experiencia los británicos son bastante más divertidos).

Eso es todo por el momento, fin del informe y perdón por el abandono de estos días.

Saluditos desde Australia :)

lunes, 11 de agosto de 2008

Día 42: 12 de Agosto de 2008, sobreviviendo en la unidad

¡¡¡Día 42!!!

Para la mayoría de los que normalmente leéis esto, ya sabéis lo que el 42 significa. Para los que no lo sepan, sólo les diré que son unos herejes que deberían ver (o mejor leer, si lo encuentran) La Guía del Autoestopista Galáctico, donde se explica detalladamente que el 42 es la respuesta a la gran pregunta de la vida, el universo y todo.

Como es un día tan especial, y sé que a mi madre le preocupa el tema de la dieta que estoy haciendo, os voy a dejar aquí una receta, fruto de mis investigaciones culinarias. Como nivel de dificultad voy a ponerle... digamos -3. Es decir: Si tienes manos, puedes hacerlo.

Esta receta se basa en una de las cosas que solemos comer en casa: Repollo rehogado con patatas. Echaba de menos ese plato (y sobre todo a Pilar, ya que lo suele preparar ella y me da nostalgia) y tenía ganas de comer verdura, así que me compré un repollo. Bueno, medio. No sabéis la talla de repollo que gasta esta gente... pero bueno, como es receta mía, he decidido llamarla:

COMUNIÓN DE FRUTOS DE LA HUERTA Y DEL BOSQUE (hala)

Estos son los ingredientes (más o menos) para 4 personas:
- 1 hermoso repollo
- 2 cebollas
- Champiñones en rodajas (al gusto).
- 4 dientes de ajo
- Aceite (oliva virgen extra, los que tengan esa suerte)
- sal y pimienta

Y las instrucciones no pueden ser más sencillas:
1.- Se cortan los dientes de ajos en rodajas. Cuando terminéis, contáos los dedos. Si os falta alguno, buscadlo, recogedlo, metedlo en hielo y acudid a urgencias. Si no, id al siguiente paso.
2.- Se cortan también las cebollas. Lo mejor es cortarlas por la mitad y luego hacer rodajas, pero cualquier "rodajamiento" es válido. Contad dedos.
3.- Cortad el repollo en tiras. No tienen que ser muy pequeñas porque cuando lo cocinemos se reducirá el tamaño considerablemente.
4.- Recoged todo lo que hayáis tirado hasta el momento. Si lo habéis recogido del suelo, tiradlo a la basura.
5.- Poned aceite a calentar en una sartén amplia (o bien en un wok, si os gusta más). Cuando esté caliente, echad las cebollas y los ajos y dejad que se doren un rato con el fuego al máximo.
6.- Cuando estén doraditos (DO-RA-DOS, no quemados), añadid los champiñones y pegadles un buen sartenazo hasta que se pongan marroncitos y blanditos. Si algo de lo que tenéis en la sartén está negro y duro, volved al paso 1.
7.- Bajad el fuego (con fuego medio es suficiente). Añadid ahora el repollo, ya cortado (no me seáis animales y me tiréis el repollo entero al wok). No os asustéis si os da la impresión de que no cabe.
8.- Removed el repollo para que se rehogue bien en el aceite y los juguillos que han soltado los champiñones, el ajo y la cebolla. Dejadlo que poche unos minutos, hasta que todo el repollo esté bien dorado. El punto de pochez depende del gusto de cada uno, pero lo normal es que el repollo cruja un poco al morderlo.
9.- Salpimentar al gusto, remover y servir.

Como veis, la cosa no tiene ninguna ciencia, y os aseguro que está muy bueno. Si queréis, podéis hacer un puré de patata para acompañar o bien agregarle unas patatas cocidas cuando lo estéis rehogando. Y si queréis, podéis añadirle unos taquitos de jamón para que el plato tenga más variedad de sabores (si lo hacéis, ojo con la sal, que el jamón ya le da un punto salado). O podéis hacer todo eso y además añadirle lo que os dé la gana... total, os lo vais a comer vosotros...

Bueno, pues nada más. Bon apetit y, como siempre...

Saluditos desde Australia :)

sábado, 9 de agosto de 2008

Día 40: 10 de Agosto de 2008, otro catarro

¡Hola, holita!

Pues sí, otro catarro.

Normal, sólo había cogido uno mientras estaba en Canberra. Tocaba tener otro en Wollongong. El tiempo aquí es muy cambiante, tan pronto hace veinte grados y un sol espléndido como se pone a diluviar como si no existiera el mañana. Esta senama, sin ir más lejos, hubo un auténtico tifón que azotó totda la costa y llegó hasta la universidad. No sé cuánta agua cayó, pero entre eso, la nieve, los rayos y los truenos, parecía que se iba a hundir Australia como si fuera una segunda Atlántida.

Hasta tuvimos nieve.

Sí.

Y australianos haciendo muñecos y tirándose pelotazos de nieve unos a otros (en bermudas y camiseta, eso sí, para eso son inasequibles al desaliento). Yo cometí el error de ir hasta la universidad uno de esos magníficos días de 20 grados por la mañana y nieve por la tarde sin sudadera. Jamás me volveré a fiar del clima australiano. Llevo todo el fin de semana encamado (menos mal que me traje mi disco duro con películas, creo que me he visto todo lo que me había traído de Disney más la trilogía del Padrino).

Ah, otra cosa importante. Ya tengo móvil. No sé exactamente cuándo me llegó porque parece ser que hubo algún tipo de confusión entre el señor del reparto y la señorita de la oficina postal de la universidad. Y es que en lugar de mandarme el paquete a mi habitación de la residencia, lo dejaron en la oficina postal de la Student Central. Yo había supuesto que en caso de ocurrir eso me mandarían un e-mail o algo así (como ya hicieron una vez para mandarme más papelitos: uno sobre la vida en la universidad, otro sobre la biblioteca y otro sobre (sí, una vez más) condones y SIDA. En fin, otro error que no volveré a cometer.

Pero bueno, tengo mi móvil. Para los que me queráis llamar (aunque no será barato, pero bueno, sólo en caso de que haya una emergencia) decídmelo y os mandaré el número al correo.

Aparte de coger catarros, he estado haciendo los asignments (el equivalente a las prácticas de la universidad) de las diferentes asignaturas que tengo. Es bastante agradable porque aquí las prácticas (que te dan casi tres semanas para hacerlas) son como los trabajos de laboratorio que tengo en España para hacer en dos o cuatro horas de clase. Con lo cual soy el programador más rápido a este lado de New South Wales.

Y el viernes quedamos todo el grupito (Miryana, Hamed, Juan, Eli, Dan Qing, Jing y yo) para ver la inauguración de los juegos olímpicos de Beijing y cenar Pizza (por cierto, las pizzas aquí cuestan 5 euros. Ví un listado de precios y creí que eran vales descuento). Aparte de que la ceremonia fue una pasada, lo pasamos genial en la velada. Me decía Dan Qing que sólo en China se podían preparar esos números por tener tantos habitantes. Yo le dije que si se intentara en España, en el número de los trajes con lucecitas que formaban figuras en el suelo habría habido 300 muertos.

En fin, pues de momento nada más reseñable. Aún estoy pendiente de que Hamed me pase las fotos del monte Keira, así que sólo puedo deciros...

Saluditos desde Australia :)

lunes, 4 de agosto de 2008

Día 34: 4 de Agosto de 2008, perdón, perdón, perdón

Hola de nuevo, gente.

Antes de nada, siento mucho haber dejado esto tan descuidado, pero es que ha sido una semana bastante caótica y entre unas cosas y otras, al final lo he ido dejando. De momento sigo siendo el rigor de las desdichas en materia de telecomunicación, me explico:

a) No hay novedades con respecto a mi teléfono. Parece ser que me lo iban a mandar la semana pasada (me dijeron los de la compañía que "el lunes a primera hora, sin falta"). Según la señorita de la oficina pertinente, me lo mandaron el día 21 por servicio expres, lo cual quiere decir que debería haberlo recibido a los dos días, o sea, el 23, miércoles. A día de hoy sigo sin saber nada de mi móvil. Les he mandado un mail para decirles que o lo recibo antes de mañana o que me devuelvan el dinero y me compro otro en cualquier otro sitio.

b) Esta semana fue la de los apagones. Tuvimos un temporal de viento que no se podía salir a la calle. Las ramas de los árboles eran arrancadas de cuajo y la gente tenía que salir a la calle con tanques para que no los empalara una ramita extraviada. Por supuesto, en un lugar tan bien comunicado como éste, eso no supuso el mayor problema. Sólo tuvimos DOS apagones que duraron apenas tres horitas cada uno. Mención aparte merece el hecho de que el servidor de la universidad casi revienta y tuvieron que arreglarlo (o algo de eso me imagino) porque estuvimos dos días sin internet.

c) Y encima he perdido mi adorado USB Kingmax de 4 gigas, con lo chiquitito y lo mono que era. Se me cayó del bolsillo durante el temporal de viento (creo) así que a estas horas debe estar casi llegando a España. Si lo veis, guardadlo, que me gustaría recuperarlo. Afortunadamente, no tenía datos importantes dentro (nada que no pudiera recuperar o de lo que no tuviera una copia de seguridad en mi disco duro externo) por lo que el daño sólo ha sido material. Me he tenido que comprar otra memoria usb pero no hay que lamentar víctimas.

El fin de semana pasado, aprovechando que yo ya había entregado todos mis assignments (trabajos que cuentan para la nota) nos subimos al Monte Keira, que es algo así como el estandarte de la ciudad. Un estandarte con forma de montaña.

La mayoría ya sabéis que yo por el monte me desato, así que gocé como un gorrino en un charco. El lugar era precioso, daba la sensación de estar caminando por en medio de una jungla, pero con un caminito perfectamente delimitado por las pisadas de los senderistas, unas piedras que señalaban los límites, unos tablones colocados casi aleatoriamente a modo de escalones (aunque la mayoría parecían más trampas de cazador furtivo) y los bofes de todos los que habían pasado por allí antes que nosotros. He de admitir que acabé cansado, y eso que cuando vamos de vacaciones al pueblo me hago mis buenas caminatas/escaladas (claro que en esos casos me llevo a mi perra Gilda, con lo que se me hace bastante ameno). En esta ocasión venían conmigo:

- Juan, el chico colombiano, ya os lo presenté en mi entrada anterior.

- Eli, la chica colombiana, también os la presenté.

- Hamed, un iraní que comparte unidad con Juan. Es muy simpático, aunque Eli le tiene cierta manía porque dice que pasa más tiempo arreglándose que ella (aunque luego admite que se pone cachondísima con sólo verlo).

- Kelly, una chica China que comparte unidad con Hamed y con Juan. En realidad, Kelly no es su auténtico nombre. Parece ser que es costumbre entre los asiáticos en general adoptar nombres que los anglosajones puedan pronunciar más fácilmente. Por mi parte, renuncio a intentar transcribir su auténtico nombre.

Y, ¡SÍ! Tengo fotos del evento. Pero una vez más, las tendré que subir en otro post, cuando me las pase Hamed (soy un desastre, no se las he pedido aún).

Por otro lado, parece ser que en lo que es el ámbito culinario de la residencia me estoy haciendo un nombre. Después del éxito de mi tortilla de patata (catada, ingerida y digerida satisfactoriamente por varias personas) lo normal es que siempre tenga alguien comiendo en casa. Lo cual está muy bien porque suelen traerse sus propios ingredientes para que yo se los cocine, con lo que termino siendo invitado a comer (además, doble premio porque luego no me dejan fregar los platos ("No, no, que bastante haces que cocinas", me dicen). Entre eso y el éxito obtenido tras mis dos enfrentamientos con la lavadora y la secadora (2-0, voy ganando) estoy bastante orgulloso de mí mismo.

Lo único que me molesta un poco es que mis compañeras de unidad no parecen muy predispuestas a mantener la casa en un estado habitable.

Corrijo: No parecían.

Parece ser que la costumbre Australiana es acumular mierda hasta que no pueden caminar sin tropezar con una lata o pisar un trozo de pizza rancia, y entonces es cuando limpian un poco (lo justo para dejar un senderito para poder caminar sin mancharse nada).

Bien, la cosa es que hoy he tenido una "conversación" con ellas. Básicamente les he dicho que, personalmente, me da igual cómo tengan las habitaciones (que ésa es otra) pero que las zonas comunes tienen que estar presentables y utilizables. Y casi no he gritado.

Total, que la casa ha quedado bastante bien.

Si estuviera aquí mi madre, yo creo que daría un notable alto.

Bien, de momento eso es todo. Seguiré informando en cuanto tenga las fotos de la visita al monte Keira.

Saluditos desde Australia :)